¡Tus hijos ya tienen amigos! Lo que más necesitan es que seas su padre o madre

En la sociedad actual, muchos padres y madres se enfrentan al dilema de si deben ser padre y no amigo, o adoptar un rol más cercano al de un compañero. Este propósito, aunque bien intencionado, puede tener consecuencias no deseadas. Los niños y adolescentes no necesitan más amigos: necesitan referentes, límites, contención y amor incondicional de figuras adultas que los acompañen en su proceso de crecimiento.

¿Por qué no alcanza con ser solo un amigo?

Un amigo es alguien con quien se comparte desde la igualdad. Las conversaciones, decisiones y vivencias se dan en un plano horizontal. En cambio, la maternidad y la paternidad suponen un vínculo diferente. Ser madre o padre implica liderazgo, contención y guía. Supone estar presente, incluso cuando eso signifique decir “no” o poner límites que nuestros hijos no desean en ese momento.

Tener una relación cercana y de confianza no significa renunciar al rol parental. Se puede construir un vínculo amoroso y empático sin dejar de ser la figura que guía, sostiene y educa. Decidir ser padre y no amigo requiere coraje y compromiso.

La autoridad como un acto de amor

La palabra “autoridad” puede sonar intimidante, pero es vital para el desarrollo saludable de los hijos. Ejercer autoridad no significa ser autoritario, sino liderar con firmeza y amor, estableciendo límites claros y consistentes. Este acto de amor implica estar dispuesto a enfrentarse a los deseos inmediatos de los hijos para asegurar su bienestar a largo plazo. Muchos adolescentes necesitan límites claros; por eso, ser padre y no amigo es clave en esta etapa.

La autoridad no es enemiga del amor

La palabra “autoridad” muchas veces se asocia a gritos, imposiciones o castigos. Pero la verdadera autoridad parental nace del amor, la coherencia y el ejemplo. Ser una figura de autoridad significa asumir la responsabilidad de ayudar a nuestros hijos a crecer, a tomar decisiones, a enfrentar frustraciones y a desarrollar una autoestima saludable. Optar por ser padre y no amigo implica asumir un rol activo, amoroso y firme.

Ejercer autoridad de forma saludable implica:

  • Establecer límites claros y justificados.
  • Cumplir con lo que decimos.
  • Mostrar con nuestras acciones lo que esperamos de ellos.
  • Corregir sin humillar.
  • Acompañar con amor incluso en los momentos difíciles.

¿Qué pasa cuando los padres se comportan solo como amigos?

Cuando los adultos dejan de ejercer su rol parental, los hijos pueden experimentar una extraña sensación de libertad desordenada. En lugar de sentirse más felices, muchos adolescentes expresan confusión, inseguridad y soledad.

Los chicos necesitan una estructura firme para crecer. En psicología se habla de que los adolescentes necesitan una “pared contra la que rebelarse”: alguien que marque un límite claro, que les diga hasta dónde pueden llegar, que esté ahí para sostenerlos cuando se equivocan. Si ese adulto no aparece, se sienten solos frente al mundo.

La trampa del “padre buena onda”

El deseo de evitar el conflicto o de “caerles bien” a los hijos muchas veces lleva a los padres a ceder constantemente. Pero esto, lejos de fortalecer el vínculo, puede debilitarlo. Los hijos necesitan saber que hay alguien que los cuida, incluso si eso implica frustrarlos momentáneamente.

Convertirse en un “padre buena onda” que nunca corrige, nunca dice no, y siempre busca agradar, puede ser una forma inconsciente de desentenderse del verdadero trabajo de la crianza.

Ser padres presentes: el verdadero desafío

Ser padre o madre presente es mucho más que estar físicamente cerca. Es mirar, escuchar, contener, corregir, sostener. Es pedir perdón cuando nos equivocamos y aprender junto a ellos.

Esto requiere tiempo, energía y un compromiso constante. No siempre vamos a tener respuestas, pero la presencia, el amor y la coherencia son herramientas poderosas que marcan la diferencia en la vida de nuestros hijos.

Conclusión: tus hijos necesitan una guía, no un compañero más

Tu hijo necesita que seas un adulto que lo cuide, lo ame, lo escuche… pero que también lo oriente y lo proteja. La amistad puede llegar como fruto del vínculo sano, pero no debe ser el punto de partida. Ellos ya tienen amigos en la escuela o el club; a vos te necesitan como madre o padre.

Hoy más que nunca, es importante ser padre y no amigo, para brindar contención y estructura.

Participa en la conversación

¿Qué opinas sobre este tema? ¿Creés que se puede ser un padre o madre cercano sin renunciar a la autoridad?

También podés leer nuestra nota sobre Los desafíos de la crianza en familias monoparentales: Reflexiones y recomendaciones para seguir profundizando.

Dejanos tu comentario y contanos cómo vivís este equilibrio en tu familia. ¡Estamos para acompañarte en este camino!

¿Querés recibir más contenido como este?
Suscribite a mí blog y accedé a herramientas y reflexiones para fortalecer tu rol como mamá o papá.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *